Para los amigos que me vais siguiendo, ya sabéis que estoy en Aragón haciendo obras en la casa de mis ancestros.
En cuanto a lo primero lo de estar en Aragón, genial, estoy en un pueblo alegre y lleno de gente acogedora, que está dispuesta a solucionarte todos los problemas y a conseguir sin esforzarse que te sientas como en casa.
De lo segundo, ¡hasta el gorro!, mi casa es un puro cascote, en media casa no tengo luz, en la cocina, no hay agua, ni gas, ni..., bueno en realidad lo que no tengo es cocina, pues la han tirado abajo, polvo por todas partes, ruido y desorden. ¡En fin que no hay mal que cien años dure! y como dicen los albañiles: Quedará tan bien....
Bueno pues con este panorama no es raro que el domingo cogiéramos mi marido y yo el coche y nos fuéramos al Pirineo.
Una vez allí salimos disparados hacia los prados. Había llovido mucho y la yerba estaba de un verde exuberante, salpicada de infinidad de flores multicolores. El cielo presentaba un azul brillante, de esos que sólo se pueden admirar después de una tormenta de primavera. Desde lejos nos pareció apreciar corros de brujas, nos acercamos y ¡si!, realmente así era.
Para los que no lo sepáis, se llaman corros de brujas a los círculos que en los prados se forman con yerba de un color un poco más intenso y bajo los que suelen correr los micelios de las senderuelas, a las que por estas tierras llamamos "carmanyolas". Y efectivamente ha habido suerte, las cabecitas de las setas se suceden una junto a la otra. Nos sentamos y con sumo cuidado vamos cortando una tras otra las setas, procurando no dañar el pie.
Bueno, la cosecha no fue para tirar cohetes, pues aunque estos días no para de llover hasta ahora el agua había escaseado. Pero felices con nuestro botín nos fuimos a casa donde preparamos nuestro revuelto de "carmanyolas".
Ingredientes:
1 pimiento rojo
250 gr. de butifarra
25o gr. de pechuga de pollo
un puñado de senderuelas
Aceite y sal
Elaboración:
Limpiar cortar y freír el pimiento junto a la butifarra a trocitos y el pollo a dados. Reservar.
Freír las senderuelas. Esperaremos a que desprendan toda su agua y ésta se reduzca.
Hacemos las dos cocciones por separado, ya que el sabor y el aroma de de la senderuela fresca es muy delicado, y si lo friéramos todo junto lo perderían.
Unir en el último momento.
Nota: Este plato también se puede hacer con senderuelas secas, en este caso previamente se hidrataran poniéndolas en remojo, aunque lógicamente no es lo mismo.
Fuente: Familiar